Menos guerra con las guerrillas, mas guerra con el movimiento social

Resumen Latinoamericano/Colombia
Informa, 11 de marzo de 2015 – Un
informe del Ejército afirma que desde el
inicio de los diálogos en La Habana se
registró “el menor número de operativos
militares en la historia”. Al mismo tiempo
la Cumbre Agraria denunció un incremento
represivo desde junio de 2013 a la fecha,
que caracterizó como parte de “un plan de
exterminio en contra del movimiento social
y popular en el país”.

Aunque la ecuación se presenta evidente,
los grandes medios de comunicación
prefieren enfocar las cámaras a las
novedades que emanan de los diálogos
entre el gobierno y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia -FARC- en La
Habana, al mismo tiempo que ignoran las
denuncias sistemáticas por violación a los
derechos humanos contra el movimiento
social.
Vampiros en La Habana
La revista Semana difundió ayer las
conclusiones de un informe del Sistema de
Información del Centro de Operaciones del
Ejército -SICOE- que establece la merma
en los operativos de esta fuerza: 163
operativos en 2012 cuando se instaló la
Mesa de diálogo; 11 en 2013 y “sólo” 103
en 2014.
La información coincide con hechos
relevantes sucedidos en las últimas
semanas, como la participación del
Delegado Especial de los Estados Unidos
para el proceso de paz, Bernard Aronson y
el exsecretario general de la Organización
de las Naciones Unidas -ONU-, Kofi Annan
en La Habana, pero sobre todo con la
presencia de seis altos oficiales de la
Fuerza Pública para sumarse al diálogo
con las FARC. Se trata de cinco generales
en servicio activo y un almirante, que
tienen como objetivo reforzar la
Subcomisión Técnica encargada de
avanzar en los puntos Desarme,
Desmovilización y Reintegración. La
presencia del Delegado Especial de los
EEUU y la buena acogida que le brindaron
tanto el gobierno como la insurgencia
reflotó la posible repatriación del jefe de
las FARC, alias Simón Trinidad, preso y
condenado en EEUU.
Los avances en temas como desminado y
cese bilateral del fuego volvieron a ponerse
en primer plano, tras las palabras de los
propios representantes internacionales, del
jefe negociador del Gobierno Humberto De
la Calle, del expresidente de Colombia
César Gaviria y de los negociadores de la
insurgencia. Estos sucesos lograron
trascendencia internacional y reavivaron
las expectativas respecto a la posibilidad
de que se cristalicen los avances en algún
tipo de anuncio inminente que corone el
ciclo de negociaciones. Sin embargo, no
hay que perder de vista que el punto más
complicado de toda la negociación, fin del
conflicto, recién se inicia. Y que el punto
10 de las Reglas de funcionamiento que
establece el Acuerdo General deja en claro
que las conversaciones se están dando
“bajo el principio que nada está acordado
hasta que todo esté acordado”.
“Los movimientos sociales viven la guerra”
El mismo día que la revista Semana
difundía el informe favorable al Ejército, el
Congreso de los Pueblos daba a conocer el
último comunicado de la Cumbre Agraria,
Campesina, Étnica y Popular, plataforma
unitaria de gran parte del movimiento
popular en Colombia. Allí se denuncia que
“mientras el gobierno habla de paz los
movimientos sociales viven la guerra”. El
texto describe la “gravísima situación de
vulneración de derechos humanos e
infracciones al Derecho Internacional
Humanitario denunciadas por los procesos
que conforman la Cumbre Agraria, en la
que se identifican (…) asesinatos
selectivos, amenazas individuales y
colectivas, desplazamientos forzados,
confinamientos, desapariciones forzadas,
torturas, estigmatización, señalamientos,
judicializaciones y criminalizaciones”.
El detalle que acompaña al comunicado da
cuenta de 106 heridos del pueblo Nasa,
670 afectados por el desplazamiento
forzado de los pueblos Embera y Waunnan,
1500 casos de confinamiento en el pueblo
Embera, 4 amenazas colectivas, 2
amenazas individuales, 3 casos de
desaparición en el pueblo Wayuu, y señala
la responsabilidad directa de la Fuerza
Pública en 15 asesinatos selectivos, 2
ejecuciones extrajudiciales, 9 detenciones
arbitrarias, 5 amenazas colectivas y 25
individuales, entre otros casos de violación
de derechos humanos. “Dicho panorama se
agrava debido a la cruenta represión en
cabeza de la Fuerza Pública, quien
desplegando de manera exacerbada sus
métodos de represión de la protesta social
a través del tratamiento y el ataque de la
sociedad civil como actor armado”,
concluye el texto.
¿Posconflicto?
La idea de posconflicto es un pilar del
discurso presidencial y de los medios
hegemónicos. “Solo queda esperar la paz
del posconflicto”, había dicho el presidente
Santos ante los voceros de la Cumbre
Agraria un año atrás. Los mismos voceros
campesinos, indígenas y populares que
escucharon al presidente convocarlos a la
paz son quienes ahora denuncian una
escalada represiva por parte de la Fuerza
Pública.
“Hablar de posconflicto es desafortunado,
mentiroso”, analizaba en diálogo con
Colombia Informa el historiador Renán
Vega Cantor (ver nota relacionada), dando
otra interpretación a las negociaciones con
la insurgencia y a la dinámica del
movimiento social. “Que se llegue a un
acuerdo entre las FARC y el gobierno, y
eventualmente entre el ELN y el gobierno,
no quiere decir que el conflicto va a
desaparecer, eso es lo que nos meten los
medios de comunicación. Pero miren
ustedes la perversidad que hay, cuando se
dice que si en Colombia hay conflictos
sociales es porque han existido conflictos
guerrilleros. Y entonces cuando
desaparezcan los movimientos guerrilleros
automáticamente van a desaparecer los
movimientos sociales, las protestas
sociales. Esa es una estupidez”, afirma el
profesor de la Universidad Nacional, quien
es además investigador de la Comisión
Histórica del Conflicto y sus Víctimas.
http://
www.resumenlatinoamericano.org/2015/03/12/
menos-guerra-con-las-guerrillas-mas-
guerra-con-el-movimiento-social/

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