Nasa Cxhacxha haciendo memoria: 30 años de la masacre de los hermanos Nasas de El Nilo-Norte del Cauca

Corría la noche del 16 de diciembre del año 91 cuando a manos de grupos paramilitares, 20 Nasas fueron vilmente asesinados mientras se encontraban en el proceso de recuperación de la Hacienda El Nilo, ubicada en el municipio de Caloto, territorio Cxhab Wala Kiwe. Tres décadas después, seguimos recordando sus nombres, evocando aquel fatídico día y luchando por la exigencia de justicia.
Porque “un pueblo sin historia es un pueblo sin memoria”, recordamos a Adán Mestizo, Calistro Chilgueso, Carolina Tombé, Daniel Pete, Darío Coicué, Domingo Caliz, Edgar Mestizo, Feliciano Otela, Floresmiro Dicue, Eleuterio Dicue, Jesús Albeiro Pilcué, José Jairo Secue, Julio Dagua, María Jesús Guetia, Mariana Mestizo, Mario Julicué, Ofelia Tombé, Otoniel Mestizo, Tiberio Dicue y a toda una comunidad cuyas huellas de la guerra aún no terminan de cicatrizar en un país donde reina la impunidad.
Tras años de investigación, recolección de información y confesiones de los implicados, se estableció que este atroz acto fue ordenado por los terratenientes de la región encabezado por Jorge Valencia, el “propietario” de El Nilo para despojar al grupo de indígenas que ocupaba este predio.
Testimonio:
Estábamos reunidos con unos 60 compañeros cuando de pronto, a eso de las nueve de la noche sentimos unos tiros y dijeron TODO EL MUNDO AL SUELO—relata uno de los comuneros asistentes a la reunión y fue testigo de la terrorífica noche, pues los comuneros estaban en una evaluación de las arduas jornadas de trabajo de recuperación.
Días atrás, habían sido denunciadas las amenazas al grupo de liberadores por parte de un “abogado” y un grupo de encapuchados. Las amenazas se materializaron de la peor forma aquella noche de diciembre de 1991, pues la forma en la que asesinaron a los indígenas fue desgarradora. En “Masacre de El Nilo, crónica de la impunidad” ilustran las primeras horas de día tras la masacre, así:
“…La primera delegación del Consejo Regional Indígena del Cauca llegó pasadas las diez de la mañana al sitio de los hechos y pudo observar la espeluznante escena del crimen. Una larga fila de cuerpos inertes con heridas producidas con arma de fuego en diferentes partes del cuerpo, un anciano que mostraba parte del cerebro con el que pensó en la recuperación de tierras, un niño con el maletín de sus cuadernos a la espalda con los que pretendía cambiar la situación de su familia y su comunidad, una mujer que había parido varios hijos para que siguieran la lucha que habían iniciado hacía 20 años sus padres y abuelos, y 17 personas más que no pudieron conocer la tierra prometida. Solo unos minutos después arribó la delegación de los organismos de seguridad para adelantar las diligencias de inspección de los cadáveres, la identificación y el traslado hacia la morgue para todos los trámites de ley…
Décadas después, esta masacre sigue viva en la mente de muchos indígenas, sus familias siguen recordando aquella noche y todo lo que vino luego, porque los trámites y procesos jurídicos han sido lentos y la justicia camina despacio en este país. A 2021 seguimos siendo testigos de cómo continúan acabando con la vida de los y las liberadoras, de cómo la sed de poder de los que más tienen quiere acabar con la armonía y vemos también, un proceso que anda con el corazón: la Liberación de la Madre Tierra ha cogido fuerza, ha echado raíz en más territorios, el maíz y el frijol se ha regado para alimentar la gente, el agua ha retornado y los Espíritus protegen.
Pasarán los años y seguiremos recordando esta masacre y muchas más, pues, el departamento del Cauca ha sido uno de los más afectados por estos hechos de asesinatos múltiples. Un informe de El Espectador titulado “El extenso historial de masacres en el Cauca” anota que Indepaz encontró 171 hechos de estos asesinatos de 1964 con la masacre de Riochiquito en el municipio de Páez a 2019 dejando más de 1.500 víctimas; para el 2021 los titulares han registrado muchísimos más hechos de violencia: “286 asesinatos en 2021, alrededor de 81 hechos de reclutamiento forzado, 14 masacres en Cauca…”, así lo denunció el Senador indígena Feliciano Valencia el pasado 10 de diciembre del año en curso en medio de la movilización de la Minga en Cali.
Y si algo tenemos claro es que nunca debemos olvidar, pues hoy en día, la situación sigue compleja porque este Gobierno de muerte sigue con su plan de exterminio contra los pueblos que queremos liberar a nuestra Madre Tierra de sus intereses de explotación y extractivismo. Las comunidades indígenas seguiremos luchando porque en la tierra está nuestro buen vivir y la armonía de los seres vivos. Somos los herederos de las vidas que arrebataron, estamos aquí con la fuerza de todos lo que dieron su andar y nunca olvidamos ni perdonamos.

La Asociación de Autoridades Ancestrales Territoriales Nasa Cxha cxha
¡Por la defensa de la vida y el territorio!

15 de diciembre

Comunicaciones Nasa Çxhãçxha 2021

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