RECORDANDO LAS HUELLAS DEL MAYOR DANIEL PUQUE CUETOCUE FUNDADOR CRIC

El día 04 de Febrero de 1924, a pocos
kilómetros del casco urbano de Belalcázar, en el Municipio de Páez, específicamente en el sector Alto de la Laguna, nace en la casa de sus padres, el Mayor Daniel Puque Cuetocue; hijo único de Villapol Medina y Maximina Cuetocue.

Él nos cuenta su historia y su proceso de lucha y resistencia.


En mi infancia asistí un año en la escuela primaria, donde mis maestras fueron monjas quienes hablaban solo el idioma español. En ese tiempo se me dificultaba entender las enseñanzas ya que únicamente hablaba el idioma Nasa, por tal razón era castigado, me cogían del cuello y me colocaban sobre la mesa, me daban golpes en la cabeza, razón por la cual decidió no volver más a la escuela. La formación mía fue nuestra organización indígena del Cauca – (CRIC). Donde aprendí a escribir y a leer.

En mi niñez fui separado de mi madre por problemas familiares, e igualmente de mi padre biológico por una temporada, quedando a cargo de mi abuela y la tía Mercedes quienes se encargaron de criarme. Después volví a vivir con mis padres Villapol Medina y mi madre Maximina, donde contrajeron matrimonio por el resto de sus vidas. Ya estando casados mi padre tomo la decisión de cambiar mi apellido cosa que el registrador no acepto. Al no poder cambiar mi apellido mi padre me dejo como de herencia un lote de café y ganado para que yo pudiera sostenerme. Acompañe a mi padre hasta el día de su muerte y como único hijo me correspondió cumplir todos los gastos funerarios, decidí llevarme a vivir mi madre al rancho, que quedaba en el sector el alto de la Laguna resguardo de Belalcazar Páez Cauca. Para poder sostener a mi madre me fui a trabajar como paje, artesano, y constructor en las fincas cercanas, después pasea a trabajar a la mina de Wila, bajaba todos los fines de semana a dejar remesa y dinero a mi mamá y ella con ese dinero compraba harina y demás ingredientes para hacer pan y tamales, para el mismo sustento de la casa.

Cada que bajaba a Wila me encontraba con el señor Fernando Inseca, y por saber hacer teja, ladrillos y armar casas, me propuso trabajar en el galpón de Toez, en eso se aparece quien iba ser mi mujer la hija de don Fernando Inseca, un día yo estaba hablando con Carmen y el papá nos pillo y don Fernando se enojó tanto que se la llevo y más halla le enterró la cabeza en el barro y la estaba matando, yo me fui a defenderla pero no pude hacer nada, después fui hasta la casa del ellos y cuando llegue en la parte de atrás de la casa había alguien que se quejaba mucho y se trasbocaba, fui a mirar y era Carmen que estaba amarrada de pies y manos, yo de valiente la solté, en ese momento don Fernando sacó un machete para darme a mí pero yo no me deje, entonces me trato de violador pero las cosas no eran así, al día siguiente don Fernando alistó el caballo para irse a Wila a colocar la queja donde el Inspector Maximino Sanz, yo estaba tomando el desayuno cuando llegó la comisión y me echaron por delante a la oficina del inspector, al llegar allá el inspector me acusó de violador y pícaro, como yo no había hecho nada me entró mucha rabia y me defendí, estando en la inspección bajo un cabildante y me dijo en nasa yuwe que el padre David González me necesita, así que fuimos para donde el padre y él me preguntó lo que había sucedido, mientras le comentaba mandaron a llamar a Carmen y cuando ella llegó le dijo al padre que ella estaba dispuesta a casarse conmigo y mandaron a llamar a don Fernando para comunicarle que la hija se iba a casar, él se enojó pero no pudo hacer nada, en esos momento nos casamos, después del casamiento nos fuimos a vivir en la casa del suegro por un tiempo, luego compre un lote de terreno y ahí construí mi rancho allí cultivamos plátano, yuca, y demás cultivos transitorios, Fue ahí donde nacieron mis primeros hijos, Carmen Luisa Cuetocue Inseca, Paula, Daniel, Alba, Mariela y Maximino Cuetocue Inseca, a mis hijas les enseñaban a rezar las monjas de Wila, allí fue donde crecieron mis primeros hijos hasta que llego el tiempo de la violencia.

Una tarde estando en la casa miré una comisión de treinta personas todos con palos, le conté a mi mujer lo que estaba pasando, al otro día bajo don Leonardo Martínez, afirmó diciendo que yo estaba con la otra gente y que tenía que cuidarme o irme para otro lado, estas treinta personas estaban armadas y no eran palos.
En esa época estaba como candidato para la presidencia Jorge Eliécer Gaitán, candidato único del partido liberal quien defendía los derechos de los campesinos, afros, indígenas y sector minoritarios. Allí comienza la pelea entre estos dos partidos conservadores y liberales. Esa contienda electoral la ganó el partido conservador para la presidencia quien mandó a sacar a los alcaldes, inspectores y carreteros que hacían parte del partido liberal, los líderes del partido conservador nombraron a un alcalde del municipio de Páez seguidor del mismo partido el señor Santos Rincón, esto conllevo a que en los pocos días mandaran a capturar al señor Rafael Quintero, el tubo que volarse y yo que trabaja ahí también, me mandaron a capturar con el señor Simón Rocha que era del partido conservador, en ese momento salió a favor mío el padre David González y no pudieron hacer nada.
En esos mismos días hirieron al señor Fernando Inseca de un machetazo en la cara, eso lo hicieron los conservadores por quitarle la tierra, ya viendo esta situación al día siguiente me madrugué de Tóez a Wila donde el padre David Gonzales a contarle la situación. Me encomendó reunir a toda la comunidad de Tóez para sacar una comisión y viajar a la ciudad de Bogotá y presentar la petición de queja al presidente de la república para contar todo lo que estaba pasando en Tóez, El padre muy enojado también hizo una carta al señor alcalde Santos Rincón y al otro día a escondidas me madrugue a Belalcázar con mi primo Andrés y el señor Rafael Quintero. En Toez a las personas seguían arrebatandoles todos los terrenos, en el trayecto a Belalcázar en el sitio casas viejas por el sector de Talaga nos encontramos con la policía PM, y ellos nos bajaron y nos quitaron las bestias, nos preguntaron por el inspector pero nosotros no dimos razón alguna, el trayecto a Belalcázar fue a pie y al llegar lo primero que hicimos fue ir a la casa del señor Nome, allí hablamos de lo sucedido, y decidimos ir donde el señor alcalde y le entregamos la carta, al leerla, se enojó y se refirió con malas palabras hacia el padre David González, a raíz de este problema mandan una comisión a Toez, y con la ayuda de las monjas se recupera el terreno del señor Fernando Inseca, luego se programa una reunión con toda la gente y el alcalde Santos Rincón para solucionar los problemas territoriales.

El día de la reunión se inicia con el padre, el dio un largo sermón mencionando los derechos que tenían cada uno de los individuos y dio una advertencia, “si siguen atropellando a los comuneros haremos un viaje a Bogotá donde el presidente para hacer respetar los derechos”. Al poco tiempo al no cumplirse lo pactado en dicha reunión el día 28 de enero se alborotó todo la gente de Riochiquito, Araujo y otras comunidades donde se unieron todos los comuneros y se tomaron la alcaldía para sacar al alcalde, él se escapó y salió en escondidas para la Plata Huila a buscar refuerzos, esa noche entraron apoyar los comuneros de Wila, Vitonco, entre otras comunidades, el día 29 de enero fecha triste para nuestro municipio ya que ese día entró el ejército a matar toda la gente, algunos alcanzaron a escaparse, pero la mayoría fueron asesinados, algunos los echaban en el río Páez, !el río quedaba bañado de sangre!. Yo me escapé por un sitio conocido como la cuchilla por los lados de arriba de Guapio para salir a Talaga, y llegue a Toez.
A los ocho días decidimos salir a escondidas a Popayán donde el doctor Víctor Mosquera Chávez, para que nos diera trabajo, pero como él también era perseguido no se encontraba en la ciudad de Popayán, luego viaje a Pitayo donde el abuelo Pio Collo que también estaba escondido, a los 15 días de estar con mi abuelo llego la razón que todo estaba en calma, entonces decidí volver por mi mujer y lo hice por pura montaña, gracias a Dios todo salió bien llegue a mi casa ,al día siguiente, cuando pensaba viajar con mi mujer y mis hijos llego una comisión haciéndose pasar por cabildantes, me capturaron y me trajeron a Belalcázar donde las autoridades y fue detenido, en el mes de junio nos sacaron en guangos amarrados de tres en tres, y nos llevaron con el resto de compañeros a Puerto Valencia, estando allí bajo una avalancha y ahí nos detuvieron hasta el otro día, mucha gente llegó del Huila en chivas a mirar el desastre en este lugar, ahí el padre González llegó y le dijo a la policía, “esta es una gente trabajadora, que conserva su cultura a capa y espada, no como ustedes que andan con armas matando a gente humilde y luchadora”, con esta recomendación nos echaron para Neiva, a las 5:00 pm llegamos a la ciudad de Neiva, donde aguantamos hambre por una semana, estando allí en la cárcel me enferme, se me sentaban las moscas, recuerdo que un señor de buena fe hizo un memorial dirigido a las monjas para que me vinieran a ver, al recibir la petición de inmediato llegaron las monjas y la policía me sacó al patio pero yo ya olía a maluco, las monjas me llevaron al cay, era otra cárcel en el cual trabajaban la cabuya en un taller, ahí un compañero llamado Ernesto Perdomo que era de Campo Alegre Huila me pregunto qué de dónde venía y le conteste que era de Tierradentro, viendo la situación dijo yo no dejo llevar a este enfermo al hospital por que están matando a la gente a punta de inyecciones, y no me dejó, el me cuido y me alimento.

Era un 20 de julio en la fiesta de los presos, el compañero Ernesto Perdomo aprovechando esta fiesta me trajo una tasa de sangre caliente y me la dio de beber, estaba tan débil que me quede dormido y al rato me trajeron una taza de caldo de hueso sin sal, me tome el caldo, me acosté y empiezo a sudar tanto quedaron las sábanas empapadas de sudor, a las 3:00 de la tarde me trajeron una bandeja de yuca con carne asada y cada vez recuperaba más fuerzas gracias a Dios, para seguir alimentándome me dejaron cinco libras de carne.
Después de la recuperación me dedique a lavar toda la ropa de los presos durante un tiempo por la cual me pagaban, me alimentaba en el caspete donde comían los presos que trabajaban en diferentes actividades, el desayuno era chocolate, arepa y huevos más un buen almuerzo y comida, me engordé tanto que quede como un doctor.

El primero de diciembre nos dijeron que nos alistáramos que íbamos salir de la cárcel y todos muy contentos alistamos las cosas, nos dijeron ustedes no van a viajar a pie sino en avión como revolucionarios, así fue, nos sacaron y nos subieron al avión, al cabo de dos horas llegamos a Cali, allí nos recibieron con malos tratos donde nos decían guerrilleros, sapos, chusmeros, uno de los compañeros llamado Tiberio Muñoz tenía el ojo izquierdo dañado, a él lo señalaron que era el comandante o el capitán, lo miraban feo y le decían viejo chusmero, sapo, con que usted es el coronel? el señor Tiberio le respondía que él era inocente, a las cuatro de la tarde llegaron a la cárcel de la tercera brigada de Cali, en esa cárcel habían presos negros que eran demasiados bravos y malos, pero como nosotros éramos bastantes no nos dejamos manipular de ellos, por eso la pelea constante era entre negros e indios y siempre ganabamos.

Estando en la cárcel llegaron los grandes jefes de los liberales quienes se habían escapado en esa época de la violencia, estos jefes llegaron a visitarlos pero con el fin de dialogar con el comandante de la tercera brigada, después de que dialogaron nos comunicaron que en pocos meses estaríamos libres. recuerdo que la alimentación en la cárcel era demasiado malo, el desayuno era un vaso de agua de panela con un pan, el almuerzo una cucharada de arroz, con esa ración aguantamos hasta el otro día, recuerdo que llego la semana santa y la alimentación mejoró un poco.

Nos tocaba dormir en el suelo con tendido de bolsas de cemento, esto me produjo que me enfermara por ocho meses de los pulmones, fui llevado al hospital Juan de Dios de Cali y la atención era buena ya que me asistían las monjas, en las noches rezaban y nos hacían confesar, con la droga que me suministraban me fui recuperando poco a poco, le ayudaba a los demás enfermos a levantarse y a darle de beber agua cuando ellos lo requerían, estuve ahí hasta el día que me realizaron la operación de los pulmones, fueron cinco médicos donde me sacaron un líquido amarillo, después de la cirugía estuve de reposo hasta recuperarme bien, después de este proceso me llevaron a la gran audiencia donde estaban los compañeros presos, allí habían dos abogados quienes defendían los derechos, en esa audiencia se pactaron algunos acuerdos y al terminar nos encerraron de nuevo, cuando nos iban a llevar a la cárcel de Palmira Valle, los abogados dijeron o argumentaron, que por cambio de gobierno deberíamos quedar libres. El presidente de la época era Gustavo Rojas Pinilla quien en poco tiempo dio la orden de que todos los presos liberales fueran liberados.

Después de los siete años regresé a la libertad, volví a mi resguardo de Toez, los contrarios nos recibieron con insultos indicándonos de guerrilleros, chusmeros y sapos. En esa época ya venían trabajando con una comisión contra los grupos armados desde Rio chiquito. Ellos venían capacitando a toda la comunidad dando a conocer sobre los derechos humanos, cuando yo andaba en esa capacitación me dijo el señor Leonardo Martínez que me había vuelto a meter en problemas con la guerrilla, yo era inocente, pero más adelante tuve dificultades con una señora llamada Delfina quien se queja donde el capitán del ejército y de nuevo me captaron, en ese momento me defiende el padre Cardona, quien dijo que si me habían encarcelado era por ser liberal, Me llevó a trabajar a Vitonco donde duré un año haciendo ladrillos, tejas entre otras actividades, lo que me ganaba, lo utilizaba para el sustento de mis hijos, en esas comunidades no transitaba la guerrilla, lo que más me molestaba era la policía que a diario me interrogaban, entonces el padre Cardona en una reunión les recomendó no molestar más al obrero Daniel Puque, les explico que era una persona nativa y honrada, eso me sirvió mucho ya que no volvieron a molestar más.

Pasados unos días regrese de nuevo a mi hogar y comienzo a trabajar con cultivos transitorios, el señor Leonardo Martínez en una ocasión de nuevo me informa que venía el ejército a recoger a todos los que habían sido presos para mandarlos de nuevo a la cárcel de la tercera brigada de Cali, al escuchar esta noticia me vine a escondías para Belalcázar y me dedique a trabajar con el señor conocido como el Mocho Milciades en la construcción de casas, a los dos días mande razón a mi mujer que bajara a vivir al alto de la Laguna en el resguardo de Belalcázar.
La persecución continuaba, una tarde estando en mi casa un grupo de personas apareció a lo lejos, mi primo Andrés dijo es el ejército, eran doce personas con ruanas y gorras viejas, y como estaba lloviendo pensé que eran trabajadores y los íbamos atender, en eso mi mujer Carmen me empujó hacia adentro para que no saliera, ellos sacaron una lista bastante larga y empezaron a preguntar que cómo se llamaban y que a qué política pertenecemos?, el primo Andrés contestó que todos eran liberales, ellos dijeron están detenidos, al escuchar esto, me volé dejando solas las mujeres en esa casa con sus hijos y cuando bajaba por un pozo sonaron dos tiros, ahí cayó mi primo Andrés, cuando yo llegue a un tanque me dispararon pero alcance a escaparme por unas matas de guineo cayendo por un barranco. Baje a rastra hasta el pueblo de Belalcázar a la casa del señor Leonardo quien me acompaño donde el capitán averiguar si él había mandado ejército para el alto de la laguna, él respondió que no había mandado a nadie para ese sector, le comenté lo que estaba sucediendo y me mandaron con una comisión del ejército para el alto de la laguna a verificar cómo estaba el resto de mi familia.

Esta situación me trajo problemas familiares y nos separamos con mi esposa, decidí irme para el Huila a trabajar, después en el Caquetá y por último trabajé en florida valle construyendo casas. Después de esa larga andanza regrese de nuevo a Belalcázar donde forme mí su segundo hogar con la señora Sara Cuene de esa unión nace mi hijo José Daniel Cuetocue Cuene.

Días después me encuentro con Luis Ángel Monrroy en el resguardo de Belalcázar quien me hizo una nueva propuesta de trabajo, el señor Luis Collo me dijo esa es la persona perfecta que me puede dar la mano. En ese instante nos reunimos en la casa del señor Saúl donde le dieron a conocer la propuesta de trabajo pues me tenían en cuenta porque fui preso político y sabía cómo era la movida, ellos me indagaban porque había estado preso? y le respondí, por ser liberal y compartir las ideas de Gaitán, eso era lo que ellos querían, en esa reunión nos acompañó Marcos Avirama, Juan Gregorio Palechor que era un señor de alpargatas, sombrero chinchiroso y ropa vieja, dialogamos con estos compañeros hasta que llegamos a unos acuerdos de reunirnos con toda la gente y algunos gobernadores que ya venían con el mismo trabajo, en esa misma tarde nos fuimos para Irlanda donde nos acompañó el señor Pedro Cortés y su esposa quienes se desempeñaban como profesores, ahí explicamos sobre cómo había sido la violencia en esa época, la concentración fue de tres días donde programamos el primer congreso en Paniquita.

El compañero Benjamin Dindicue era quien subía desde caloto a Irlanda a dejarnos el almuerzo a los que dictamos la capacitación, Cuando llegamos a Paniquitá el primer lugar visitado fue una hacienda grande ya recuperada, habían algunos delegados que estaba de acuerdo que el siguiente congreso se realizará en la zona de Tierradentro, algunos de ellos estaban de acuerdo de venir a pelear con el terrateniente Monseñor Enrique Vallejo, pero solo quedo en la propuesta, sobre la mesa algunos compañeros no entendían acerca de la gran propuesta que era recuperar el territorio que estaba siendo invadido por algunos terratenientes, y en conclusión queda aprobando el próximo congreso en Toez que fue del 6 al 10 de agosto de 1975. Este proceso dio fuerzas sobretodo viendo el apoyo de la gente para continuar con la lucha, de este congreso se aprueba la recuperación de unas fincas en el resguardo de santa Rosa, finca del terrateniente Luis Muñoz, que fue recuperada.

En el año 1976 me organizo con algunos comuneros del Potrero del Barro para solventar la necesidad del acueducto y en este año también fui nombrado como presidente por un periodo de 4 años de la junta de acueducto, también se gestionó para la escuela para que los niños tuvieran en un ambiente adecuado. A pesar de ser presidente estuve muy pendiente de los diferentes congresos y reuniones que realizaba la organización indígena del CRIC.

En 1978 acompaño en el congreso de Coconuco para analizar y ver más claro el camino del movimiento, a la vez reafirmar que los indígenas eran portadores de raíces ancestrales e históricas y que teníamos nuestra propia lengua.

En abril de 1981 se realizó una reunión en Toribio donde los acompañe, allí participó, el compañero indígena sacerdote Álvaro Ulcue, se analizó la dura represión que sufría el movimiento indígena por los asesinatos de muchos compañeros indígenas y no indígenas que venían luchando con el proceso del movimiento.

En el congreso que se realizó en Caldono fue nombrado el comité ejecutivo, y así en tres ocasiones.

En abril de 1993 participe de un congreso donde se ordenó dar inicio a la reestructuración de la organización indígena.

En 1997 el 16 de marzo en Silvia nos tuvieron en cuenta las historias de las luchas indígenas y la importancia que tiene este proceso de los mayores y antiguos luchadores, por tal razón me hicieron un reconocimiento junto con el compañero Manuel Trino Morales como viejos luchadores, nos entregaron una medalla bañada en oro como reconocimiento en este proceso.

Con toda esta lucha conseguimos una casa en Popayán para seguir fortaleciendo la organización indígena, que hoy en día es la sede principal para la concentración de todos los cabildos.

Mi segunda mujer, fue asesinada en el sector alto de la laguna, quedando nuevamente solo por un largo tiempo, a pesar de esa dificultad que tuve continúe con el proceso de lucha, haciendo reuniones en los diferentes resguardos de Tierradentro. Al día de hoy con vivo con mi mujer llamada Elvia Quiguatengo Velasco, con ella tuve mis dos últimos hijos llamados Rosa Elena Puque Quiguatengo y Jesús Iván Marín Puque Quiguatengo.

La lucha Continúa el proceso persiste, en la región de Tierradentro, el Cauca y Colombia.

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